domingo, 21 de octubre de 2012

125 años de Le Corbusier


Charles Édouard Jeanneret-Gris, conocido por todos como Le Corbusier; padre de la arquitectura moderna. Su obra, una de las más influyentes del siglo XX, perdura en el tiempo, 125 años después de su nacimiento.

Trabajando desde 1900 como grabador y cincelador en la Escuela de Arte de la Chaux-de-Fonds (Suiza), su ciudad natal. Cinco años después diseñó su primer edificio; una casa unifamliliar que serviría de hogar para un miembro de esa misma escuela. El edificio llevaría por nombre “La Villa Fallet”. Esta villa daría el pistoletazo de salida a su extensa obra, a pesar de que todavía no llevaría su peculiar y característico estilo con el que años después impregnaría todos sus diseños.

Con 29 años se trasladó a París, donde cambiaría su nombre por Le Corbusier, el pseudónimo por el que todos lo terminaron conociendo y que hacía referencia a su abuelo materno. Una vez instalado, comenzó a trabajar en el estudio de AugustePerret, pionero en introducir el hormigón en las técnicas de construcción. Tras aprender de Perret durante quince meses, Le Corbusier se traslada a Alemania con el objetivo de estudiar las tendencias arquitectónicas de ese país. Allí, colaboró con Peter Behrens, estudio donde también trabajaron Ludwig Mies van der Rohe y WalterGropius. Después de pasar todo el año 1911 viajando, regresó a la Escuela de Arte de París y trabajó dos años como profesor en el departamento de arquitectura y decoración.

En el año 1922 comienza a trabajar con su primo, Pierre Jeanneret. Juntos montaron su despacho y fueron socios hasta 1940. En los primeros años se dedicaron casi exclusivamente a diseñar edificios residenciales. Entre estos diseños destaca “La Ciudad Contemporánea”.

Le Corbusier, un trabajador incansable, da el salto hacia Latinoamérica, y en 1929 emprende un ciclo de conferencias en Buenos Aires.

Numerosos proyectos completan la biografía del arquitecto suizo. Muchos de ellos nunca llegaron a construirse, pero su aportación para generaciones futuras de arquitectos marcaron un antes y un después.

Teórico de la arquitectura

A parte de arquitecto y pintor, la obra de Le Corbusier se recuerda principalmente por el legado teórico que dejó en sus libros, donde ejemplificaba las idas con proyectos propios. Algo que lo caracteriza es su idea clara de que tan importante es construir un edificio como saber explicarlo y transmitirlo, ya no sólo a profesionales de la construcción, sino también a los estudiantes y a los propios usuarios.

Por lo que más se recuerda a Le Corbusier es por definir la vivienda como “la máquina para vivir” (La machine à habiter). ¿Por qué el concepto de máquina? Le Corbusier estaba hipnotizado por las nuevas máquinas, sobre todo por el diseño de automóviles y aviones, tomando su funcionalidad como modelo para su arquitectura. Con la defensa de esta idea, el maestro suizo, no sólo ponía el énfasis en el componente funcional de una vivienda, sino que recalcaba lo esencial de ésta; que estuviera destinada a su a su principal función: vivir. Para él, la arquitectura debía estar orientada a generar belleza, y esta misma belleza debe repercutir en la forma de vida de los usuarios.

 Debido a su interés por divulgar estas nuevas ideas y concepciones, Le Corbusier, junto con Amédée Ozenfant y Paul Dermée, funda una revista con una gran relevancia internacional: L'Esprit Nouveau. 


“Cinco puntos para una nueva arquitectura” 

1926 despunta como uno de los años más importantes para Le Corbusier y la arquitectura moderna. La publicación de sus “cinco puntos para una nueva arquitectura" significa un gran avance conceptual para la época. Aprovechando los nuevos materiales, sobre todo el uso del hormigón armado, un elemento poco utilizado hasta el momento, presenta lo que para él deberían ser los puntos importantes para una construcción ideal: 

En primer lugar, la planta baja sobre pilotes. La vivienda se debía elevar sobre pilotes, liberando a la planta baja de apoyar toda su masa en el suelo, dejando así que continuara el verde del suelo o aprovechando el lugar libre para el movimiento de vehículos. En segundo lugar, la planta libre; a partir de la estructura independiente se genera una estructura de columnas en las que se apoyan las losas. De esta manera, la planta es libre de condicionantes estructurales dejando libertad al arquitecto para decidir dónde colocar los cerramientos. Otro punto importante sería la fachada libre; se retrasa la estructura con respecto a la fachada y se libera a ésta de su función estructural. Con la ventana alargada, los muros exteriores se descargan y las ventanas pueden abarcar toda la anchura horizontal. De esta manera, se mejora la relación con el exterior y el soleamiento de los espacios interiores es mejor. Por último, la terraza-jardín, según Le Corbusier la superficie que ocupaba la planta de la vivienda debía ser devuelta a la naturaleza en forma de jardín.


Aunque no lo incluye dentro de estos cinco puntos, para Le Corbusier también es importante que el edificio invite a su recorrido; es lo que denominó “La promenade arquitectónica”.






Villa Savoye (Poissy, Francia): muestra los cinco puntos para una nueva arquitectura de Le Corbusier (Imagen de Flickr con Licencia Creative Commons)

La influencia de Le Corbusier


En la actualidad, Le Corbusier y sus pensamientos siguen muy presentes. Se le conoce como el padre de la arquitectura moderna, y por esto, ha influido en muchos de los arquitectos actuales. Entre ellos se pueden destacar a Óscar Niemeyer (Brasil), Antonio Bonet (Argentina) y a Francisco Javier Sáenz de Oiza (España).




Enlaces de interés: Biografías y vidas, Wikiarquitectura

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